Donde reside la mirada: Parte III -La ilusión- por Florent Santos

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El temblar de una voz que agita un corazón agitado, es el centelleo de un lucero de ilusión. Una mirada en las claras del día, viviendo no por el aire que respira, sino por el que lo hará. Amanecer de cada uno de los momentos que están por vivir, que los esperas y ansías, necesitando en cada uno de ellos, la grandeza de lo que no se tiene, que tan grande es para tenerlo que su posesión lo empequeñece.

Ilusión que hace que brille la mirada porque el corazón y el alma brilla. Unos ojos llenos de ilusión son como esa pequeña cajita en la que desde siempre vas guardando pequeños tesoros, cotidianas pequeñeces, con la ilusión de convertirlas en grandes y excepcionales realidades. Ese es el gran misterio de la alquimia de la ilusión. Pócima secreta que solo un corazón ilusionado conoce, guardado secreto que permanece siempre oculto en las pupilas más inocentes, cargadas de pureza hasta el iris.

La mirada, la mirada ilusionada es la que elige la primera pieza del puzzle mientras sueña en la inconclusa obra. La que cada día riega una semilla de amistad, disfrutando la inconsistencia del futuro amor. Esa es la verdadera ilusión, la verdadera mirada.

 

Imagen: sitio web «Caminando en la Perseverancia»

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